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  • Foto del escritorsokai dojo zen

#1 Puerta del Dharma. Confianza justa.



Ippyakuhachi-hōmyōmon

Ciento ocho puertas de la Iluminación del Dharma

Este capítulo del Shōbōgenzō está incluido en la traducción de Nishijima y Cross como un Anexo (III) en el Volumen 4, porque no aparece en las versiones de 95 y 75 capítulos del Shōbōgenzō, aunque si aparece en una versión de 12 capítulos. Se trata de la traducción que hizo Dōgen del Butsuhongyōjikkyō, una biografía del Buda en la que aparecen estas 108 puertas de la iluminación del Dharma. Esta es la primera de las 108 (Ippyakuhachi) puertas (mon) que aclaran o que son la fuente (myō) del Dharma o la enseñanza-práctica (). La primera puerta, traducida de la versión inglesa de Nishijima y Cross, es la siguiente:


La confianza justa es una puerta a la iluminación del Dharma porque gracias a ella la mente firme no es quebrada.


Y esta es una versión parafraseada;

La confianza aclara la práctica de la Vía por que hace que la mente de una persona resuelta no se venga abajo.

Comentario

El guerrero experimentado se entrega serenamente a la batalla, sabiendo que puede vencer, o que puede perder la vida en la contienda. Su larga experiencia con la espada le da confianza, no es orgullo, ni despreocupación, ni es desprecio por el enemigo, es confianza serena.


Sin esa templanza que nace de la confianza justa, la mente se puede quebrar ¿Qué es lo que hace que la mente se quiebre? Cuando falta la confianza, aparece el miedo, la duda, y se da un paso atrás, el guerrero está inseguro y retrocede, la mente no está firme, la persona no es resuelta, no hay una determinación fuerte en su decisión.

La confianza es una puerta que aclara la Vía porque nos hace resistentes, nos fortalece mentalmente.


La confianza no es en algo externo a nosotros, en algo circunstancial, como el jugador que confía en la siguiente tirada de los dados, “confiando” en un golpe de suerte. La confianza justa nace del esfuerzo y la repetición, es un fruto de la práctica de la Vía. Con el tiempo, aprendemos que podemos confiar en la práctica cuando hemos pasado por momentos difíciles y hemos superado las adversidades, eso genera una confianza justa.


Con el tiempo de práctica nos conocemos mejor a nosotros mismos, conocemos mejor nuestras limitaciones, pero también hemos descubierto nuestra fuerza interior. La confianza es no miedo. La confianza es mushotoku, sin una intención puesta en un objetivo. El guerrero que se obsesiona con la victoria esconde su miedo al fracaso en una actitud egoísta y competitiva. El guerrero que se entrega a la batalla con confianza, sabe que va a morir, en esta, o en otra batalla, este día o en un día venidero, pero no retrocede.

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