sokai dojo zen
La luna entera y el cielo entero se reflejan en una gota de rocío

La inmensidad del cielo y el resplandor de la luna se reflejan por igual en el Océano y en una gota de agua.
Cada existencia y cada acción contienen sin diferencia el potencial del despertar de Buda.
La Mente está en cada acción, en cada momento y en cada existencia.
La Mente es tú, no tiene una forma fija. Se transforma en cada acción, en cada momento, en cada existencia.
Si la "comprendes" no la comprendes.
No es un concepto fabricado con palabras, es la acción realizada que realiza en el momento todo el Universo junto.
No yo, no el objeto, todo el cielo y la tierra juntos.
El camino de Buda no está trazado de antemano.
El camino de Buda es la intimidad entre la gota de agua y el reflejo de la luna. Es la intimidad entre la acción, el momento y la persona.
Es el instante efímero en el que giras el pomo de una puerta.
Es la relación entre forma y esencia.
La forma de la flor, sus colores.
Su esencia es la impermanencia, el ser para ku, el retorno a ku.
El cuerpo sentado inmóvil, los sentidos bañados por las sensaciones que emanan de los objetos en el instante, la esencia es el silencio.
El camino medio es el equilibrio entre existencia y extinción.
La gota, o el Océano, da igual la amplitud, son una existencia que refleja y contiende la esencia total, no atrapable, del Universo entero.
El encuentro entre el agua y la luz de la luna es sin intención.
El reflejo de la luz en el agua es la expresión en cada existencia de la totalidad del Cosmos.
Buda no es la gota
Buda no es la luna
Buda es el equilibrio entre forma y esencia
El equilibrio es la Mente
Ese equilibrio es la Mente
Ese equilibrio entre forma y vacío es lo que practicamos en la Vía de Buda sentado.
Zazen